jueves, 12 de febrero de 2009

El cuarto día



Esa noche dormimos realmente bien en nuestras carpas, descansando para enfrentar el cuarto día de caminata. La cena fue copiosa la noche anterior con pretensiones de banquete. Guias y porteadores nos agasajaron con una ceremonia final donde hubimos, entre risas y aplausos, dejar una sustancial propina para estos muchachos.

Nos levantamos muy temprano, aún de noche, bajo una abundante lluvia. Se decidió, ya con la claridad de la mañana, comenzar a caminar pues no dejaba de llover.

Así encontramos el último puesto de control, antes de nuestro objetivo, donde volvemos a exhibir nuestros pasaportes.



Los tortuosos desniveles en escalinatas labradas por el legendario pueblo, continúan presentándose como una constante en nuestro camino.




La lluvia cesa por momentos pero la niebla persiste, aunque de tanto en tanto se disipa y nos deja ver, maravillados, unos paisajes sorprendentes con sus imponentes moles montañosas y su exuberante selva.

Camino, acompañado por amigos, una mañana de lluvia, a través del pasado, respirando ese aire reconfortante de la vida, maravillado con este entorno inolvidable con sabor a experiencias irrepetibles...

4 comentarios:

Maria Luisa dijo...

Que razón tienes estáis viviendo unas experiencias irrepetibles.

¡ÁNIMO!.

Muchos besos.

Camarandante dijo...

Es tal cuál mi querida amiga!

Besos

Camarandante dijo...

Es tal cuál mi querida amiga!

Besos

Anónimo dijo...

Ay ¡Yo no vi este blog! Voy a desayunar y vuelvo.
Besos
(Me lo agrego a la lista "negra" jiji)
Besos